Los hidroaviones diseñados de acuerdo con el concepto de ala volante pueden transportar hasta 2.000 pasajeros a la vez y no necesitarán de aeropuertos, afirman expertos del londinense Imperial College.
Los hidroaviones tipo ala volante no necesitarán de aeropuertos 'clásicos', serán capaces de amerizar y resuelven el problema de ruido generado por grandes aeronaves de propulsión a chorro en los aeropuertos urbanos, sugiere un artículo publicado por expertos del Departamento de Aeronáutica de la prestigiosa universidad británica del Imperial College citado por 'Daily Mail'.
La extensión del uso de este tipo de aviones de medio y largo alcance contribuiría a rebajar la presión sobre los aeropuertos y permitiría el uso de combustibles ecológicos, todo ello sin la necesidad de construir nuevos aeropuertos, sugieren los expertos de la universidad londinense.
Según el modelo propuesto por los especialistas, el mayor hidroavión tendría capacidad para transportar hasta 2.000 pasajeros. Una cifra muy superior a la del mayor avión de pasajeros del mundo en estos momentos, el Airbus A380, que tiene capacidad solo para 800 pasajeros en un viaje.
El diseño está inspirado en los aviones-botes de la década de los 40, cuyo casco tenía forma de V, lo que les proporcionaba flotabilidad y navegabilidad al amerizar y despegar desde el agua.
El tamaño colosal del hidroavión diseñado tendría la ventaja de permitir el uso de hidrógeno, que no causa emisiones nocivas, como combustible. Este ocupa un espacio cuatro veces mayor que el queroseno tradicional y actualmente es poco práctico para los aviones convencionales.
"El mundo está experimentando un crecimiento en el tráfico aéreo mundial y con el fin de atender el creciente mercado, la industria de la aviación está tratando de ampliar los mayores aeropuertos (…). Sin embargo, la preocupación por la degradación del medio ambiente y la contaminación acústica suponen una barrera para la expansión de muchos aeropuertos principales ya muy limitados", explica el artículo.
Sin embargo, los especialistas opinan que, dadas las enormes dificultades financieras que acarrearía el desarrollo de una flota de aviones acuática y la infraestructura asociada necesaria para su funcionamiento, es difícil prever cuándo podrían estos aviones surcar los cielos en un futuro próximo.
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