martes, 17 de marzo de 2015

Víctor Mesa: “No soy duro, ni agresivo, ni áspero”

Escrito por Michel Contreras


Decir que Víctor Mesa me debía una entrevista sería como empezar la crónica de una conversación anunciada. Me la había prometido en octubre de 2013, y de entonces a la fecha sus artes de prestidigitador fueron suficientes para regatear cualquier intento de consumación. Los lectores inquirían “Contreras, ¿dónde está la entrevista?”, y yo volvía a embestir en vano aquel capote rojo con que Mesa me toreaba.
Así fue hasta hace pocas horas, cuando decidí utilizar otra estrategia. “Voy a convocar a los foristas para que sugieran las preguntas”, le dije, convencido de que a mí me podría esquivar, pero no al público que lo encumbró hasta el cielo con diamantes. Sabía que si algo podía ejercer presión en la mente febril de VM32, era esa misma muchedumbre por la que él gastó cuatro fábricas de spikes, como escribí una vez en un texto de premio. Y el ardid funcionó.
De manera que ahora tengo delante al mayor provocador del béisbol nacional, sentado en un sillón con Eneida –esposa y escudera- a la derecha. Más allá, al fondo de la escena, Víctor Víctor se acomoda debajo de un cuadro de cerámica. De este lado, anhelando empezar el cruce de palabras, estoy yo en pose de Tomás de Torquemada.
Ensayo una introducción. Le advierto que he escogido las interrogantes más reiteradas en el foro de
Cubadebate, y me interrumpe. “Tira diez y ya está. Que sean diez, como acordamos. No me vayas a decir que traes trece, o dieciséis”. “Es que escribieron varios cientos de personas y tuve que hacer unas cuantas preguntas con incisos”. Víctor Mesa, que acaba de pelarse, se rasca la cabeza mientras una sonrisa relaja esa expresión de tipo huraño que tiene en los terrenos. “Yo sabía que tú venías con alguna trampa. Pero dale, vamos a meterle”.
Año y medio después de empezar a perseguir esta entrevista, el mítico “32” de los naranjas, el manager más querido y vilipendiado del país, accede a encaramarse en el estrado. Cuba le hace las preguntas.

-Has declarado que estarás con Matanzas hasta 2017, justo cuando termina tu gestión al frente del team Cuba. ¿Aceptarías dirigir después de eso a algún otro equipo nacional? Digamos, ¿a Industriales? ¿O serías capaz de regresar a Villa Clara?

-Después de esos compromisos quiero descansar un año y luego volver a la carga. Podría estar asesorando o desempeñando tareas menos exigentes, pero ese tiempo necesito estar tranquilo. Ir poquitas veces a la pelota, entretenerme por ahí… Con Industriales lo veo difícil porque el director provincial de Deportes dijo que en la capital había suficientes compañeros para dirigir el equipo. A mí me iban a poner al frente de Industriales cuando ganó Germán Mesa, pero hubo personas influyentes que se opusieron de modo rotundo, supongo que por desavenencias personales. Aquello fue muy feo, y por eso con los azules no me parece. Vivo en La Habana, los habaneros son bellas personas, muy sinceras, pero aquí hay gente del INDER que no me quiere bien. Con Villa Clara sí, volvería con mucho gusto.

-La pregunta que tú sabías que vendría…

-No, yo no sabía que venía ninguna pregunta específica, por mi madre…

-Sí sabías. Por lo menos, te lo olías. Dice así: ¿Habrías aceptado que un manager te increpara ante el público como lo haces tú con tus jugadores? ¿Has pensado en un cambio de estrategia para quitarles presión a tus hombres en situaciones límite?

-Yo no le meto presión a los muchachos. Lo que pasa es que ellos no saben hasta dónde les llega la calidad y hay que aclarárselo. Yo les digo muchas cosas pero también jaraneo bastante en medio de esos aspavientos. Y no es tanta la molestia como lo que gesticulo, tal vez sea una manía que tengo. A veces me acerco al atleta: “Cojones, tú puedes hacer ese trabajo”, y muevo las manos y el público piensa que estoy diciendo más que eso. Prefiero que me sigan conociendo de esta forma, porque siempre dije que aprendí más de los que me llevaban recio. Yo enseño de la manera en que me enseñaron, y al final me da resultados. No es una magia clasificar cuatro veces seguidas a un equipo que era sotanero. Y no es magia discutir dos campeonatos seguidos, aunque no se ganaran. Si un día los resultados empiezan a ser negativos, empezaré a cuestionarme si debo buscar otros métodos.

-¿Están justificados entonces tus métodos?

-Dirigir pelota en Cuba es muy complicado. Hay que estar al frente de un grupo de hombres para saber qué significa encabezar a cincuenta caracteres diferentes, y poner a esos hombres a dormir cuando toca dormir en un equipo que tradicionalmente fue incómodo para acotejarlo. A fin de cuentas, a todo el mundo le han gritado. No hay padre que diga que no le ha hablado alto a un hijo.

-¿Cómo se hace para resucitar a un equipo? ¿Qué prima, la disciplina, los estímulos materiales, la adquisición de atletas de otros territorios…?

-Primero quiero aclarar que de los atletas que yo he traído para acá, casi ninguno jugaba en su provincia. Ahora mismo está el caso de Ramón Licor, que llevaba dos años sin lanzar en Sancti Spíritus y me ha ganado seis juegos. Vivo convencido de que la gente debe poder jugar en el equipo donde quiera hacerlo, no podemos seguir haciendo las cosas encaprichados en ser diferentes al mundo. Ahora, me preguntas por el secreto para resucitar equipos, y te respondo que es el cuerpo de dirección. Solo así puedes imponer una verdadera disciplina, con respeto a los horarios establecidos para cada cuestión. Quien no se puede ajustar a eso, no puede estar con el grupo. En cuanto a los estímulos, yo los veo normales…

-En nuestra pelota no son normales…

-Ah bueno, eso ya lo estás diciendo tú. Yo entiendo que dar una casita, un aire acondicionado, un televisor o un refrigerador, no es imposible.

-No lo es, pero tampoco ocurre cotidianamente en la pelota.

-El caso es que nosotros lo estamos haciendo, aunque lógicamente eso solo es posible para el que se lo gana. Si no se discute el campeonato, no hay nada. Porque los premios son para los que hacen méritos, a cada cual hay que darle según su trabajo y su capacidad. Y en Matanzas tiene que mantenerse lo que se ha logrado. No me pueden quitar las ideas ni la atención. Nosotros damos sencilla y llanamente cosas que se ganan los atletas con su esfuerzo, y que pueden concederse. Sabemos que no podemos competir con el capitalismo en recompensas materiales, pero lo poco que se puede hay que dárselo a los peloteros. Cuando se dé un paso atrás en ese sentido, renuncio a mi plaza.

-¿Qué piensas del vigente sistema de refuerzos?

-Me parece que no están siendo factibles…

-Pero fueron cruciales para los triunfos de Villa Clara y Pinar.

-Sin dudas, esos años Moré y Urquiola seleccionaron bien. Aunque mira, Matanzas armó un equipo fuerte en esta temporada con los refuerzos, y no hemos tenido suerte.

-En tres campañas, solo te han rendido Eriel Sánchez y Lázaro Blanco…

-Así es. Yander La O no me ha podido dar un hit importante todavía, y a Alexei Bell tuvimos que reemplazarlo por una lesión. Tengo que destacar el esfuerzo que hizo este muchacho por restablecerse, y la admiración que despertó en nosotros su interés.

-Has perdido cuatro play off decisivos. ¿Te presionas tú o se presionan tus hombres? ¿Qué les ha faltado a esos equipos?

-No se ha dado el hit a la hora cero, no hemos avanzado el corredor cuando hacía falta, ha aparecido el error en el peor momento, y el rematador no ha cumplido con su trabajo.

-¿Eso te ha pasado todos esos años? Me parece exagerado…

-Y puede ocurrir más veces todavía. A lo mejor gana este campeonato el que menos espera la gente, o a lo mejor lo ganamos nosotros. Esa es nuestra idea, y ojalá se nos dé. Pero tienen que coincidir muchas cosas, porque el béisbol está lleno de sorpresas. Yo me he dedicado a avanzar equipos, a sacarlos de atrás y ponerlos a discutir. Ese tipo de trabajo es muy bien pagado en cualquier lugar del mundo, porque es sumamente difícil. Mira lo que ha pasado con los campeones de los últimos tiempos: Ciego ganó y no clasificó al año siguiente, Industriales y Pinar tampoco. Nosotros no hemos ganado, pero hemos tenido una estabilidad indiscutible. Quizás el día que no estemos se valore en su justa medida lo que ha hecho este colectivo técnico con el equipo matancero.

-¿Te gusta estar en el ojo de la tormenta? ¿Qué el público y los medios hablen de ti aunque sea para mal? ¿Pretendes hacerte notar más que los atletas?

-Ya yo jugué, y lo hice bien. Representé a Cuba en decenas de eventos internacionales, tuve liderazgos… Lo que pasa es que soy muy aguerrido y siempre estoy atrás del resultado.

-No obstante, ¿sigues creyendo que el show eres tú, como le dijiste al periodista Carlos Manuel Álvarez?

-Yo nunca le dije eso. Fue un invento. Ese muchacho no puede acercarse a mí jamás, ni me interesa que me entreviste otra vez. Yo era el show cuando jugaba.

-¿Te gustaría contar en el equipo nacional con peloteros que intervienen en las Grandes Ligas?

-Yo me debo a una Federación de Béisbol y a un sistema, si eso no se aprueba, yo no puedo decirte que lo acepto.

-La pregunta no es si estás de acuerdo, sino si te gustaría…

-Yo les deseo lo mejor a los que están jugando allá, pero esa pregunta no me toca a mí. Seguimos.

-Ya que hablamos de Grandes Ligas, quisiera saber si no jugaste allá porque no te lo ofrecieron o porque no quisiste…

-Hay de cada cosa. Sin embargo, te recuerdo que donde jugaron Robin Ventura, Mark McGwire y Barry Bonds, fui champion bate. Y si ellos llegaron, yo podía hacerlo también. Esos mismos peloteros que luego serían estrellas allá arriba me buscaron para tirarse fotos conmigo, como hizo Barry Bonds en el hotel Riviera en el año 84.

-A veces rompes el librito de los managers con jugadas totalmente inesperadas. ¿Te consideras un director que actúa por inspiración? ¿Hasta qué punto pesan tus supersticiones o creencias religiosas en las decisiones que tomas en un juego?

-Las supersticiones son fuera de la pelota, no tienen nada que ver en el juego. Yo trabajo con la realidad del pelotero que va a hacer la acción. En ocasiones no ha salido bien porque no tengo esos peloteros hechos para ejecutar cuanto se les pide. Si inclusive mis jugadores más experimentados se equivocan a la par de los novatos.

-¿Aceptas o no que te guías por tus inspiraciones?

-Por momentos, sí. Pero fíjate, yo te invito a que veas hombre por hombre el equipo con que yo cuento. Por ejemplo, tíralo contra Industriales: Frank Camilo, Vega; Malleta, Santoya; Rudy Reyes, Medina; Yulieski, Gracial; Lourdes Jr, Estévez…

-Un equipo de pelota es más que la comparación hombre por hombre…

-La vida y la historia se hacen por nombres. Maceo, Martí, Nat King Cole, Benny Moré… Es decir, cuando tú comparas somos inferiores al resto, pero estamos de primeros en la clasificación. Entonces tenemos que estar orgullosos con el trabajo que se ha hecho. Hemos logrado eso pese a las bajas y a las lesiones. Encima, Demis Valdés ya cumplió su sanción y ahora le denegaron la posibilidad de regresar al equipo. Es como que un hombre cumpla prisión y al terminar de pagar su condena, vuelvan a encarcelarlo. Se alega que el muchacho no jugó la Serie Provincial, ¿pero cómo iba a hacerlo si estaba suspendido?

-Si Matanzas fuera campeón este año, ¿serías partidario de armar un team Cuba para la Serie del Caribe y dejar fuera a los atletas que te llevaron al título?

-Yo defendería que me den un viaje para el equipo, pero a la Serie del Caribe iría con el Cuba. A los mejores torneos tienen que ir los mejores peloteros.

-Algo diferente piensan en Dominicana, Venezuela, Puerto Rico, México…

-Porque no somos iguales. Ellos piensan como profesionales, y nosotros ahora mismo tenemos otra manera de ver las cosas.

-¿Sacrificarías entonces a tus jugadores?

-Te repito que sí, aunque garantizándoles jugar en otro evento en el exterior. Por Cuba hay que hacer todos los sacrificios. Nada es más grande que cuando un equipo de este país gana internacionalmente.

-¿Sientes real independencia a la hora de tomar decisiones en el equipo nacional? ¿Pesa más tu opinión que cualquier otra, venga de donde venga?

-Se valora la opinión de todo el mundo a la hora de confeccionar el conjunto, pero en los juegos yo decido todas y cada una de las jugadas. Eso sí, aunque la voz mía es la que más pesa, en la preparación de los encuentros todos los entrenadores están obligados a dar su criterio. Al que yo vea titubeando y se lo calle, lo sustituyo a la primera oportunidad.

-¿Por qué hay crisis en el pitcheo cubano?

-No creo que haya crisis, sino que faltan los entrenadores capaces de sacar lanzadores estelares. Podíamos estar peor, porque aquí ni siquiera tenemos academia.

-¿Y dónde se meten los pitchers de 95 millas?

-Son pocos, pero los hay. Y hubiera más si cogiéramos una guagüita y nos fuéramos por los municipios a recoger muchachos con condiciones y traerlos para una academia. Si te pones a ver, bastante bien estamos.

-Eras el pelotero más alegre de la Serie Nacional, y te convertiste en el manager que más discute, duro con los jugadores, áspero con la prensa y agresivo con los árbitros…

-No creo que sea duro con los jugadores, sino exigente. Para dirigir hay que serlo. En cuanto a la prensa, sus preguntas no son adecuadas muchas veces. Yo recuerdo que en el Clásico Mundial los periodistas extranjeros me hacían preguntas que me satisfacía responder, y los de nosotros no. Las interrogantes adecuadas llevan respuestas correctas, yo no soy nadie para no contestar debidamente en esos casos. Si yo fuera periodista sería incapaz de hacer el tipo de preguntas a que me refiero, porque sería como estar tratando de molestar. ¿Qué más me decías?

-Si te consideras agresivo con los árbitros…

-No me parece que lo sea ahora mismo.

-Una vez hasta tiraste tierra…

-Eso pasó, es verdad. Sin embargo, ya cumplí por eso. Si te vas a poner a sacarme eternamente lo que sucedió… Eso quedó atrás.

-¿Es malo el arbitraje de la Serie Nacional?

-No. Lo que pasa es que no son coherentes las zonas de los árbitros, que necesitan salir más al exterior y coger experiencia en torneos de envergadura.

-¿Se puede ser juez y parte? ¿Dirigir Matanzas y el Cuba al mismo tiempo?

-Fácilmente. Lo que a mí me gusta es trabajar por el béisbol. Mi nivel no da para otra cosa que no sea dirigir o asesorar equipos. En la pelota, lo que venga.

-¿Existe una baja en el rendimiento de Matanzas a estas alturas del campeonato?

-La verdad es que el equipo no luce como hace un tiempo. Por ahí hay gente diciendo que estamos perdiendo adrede para escoger rivales. Gente que por supuesto no se imagina lo que a mí me gusta ganar. Fíjate que después que Pinar nos barrió, no di pase y entrenamos al otro día a partir de las ocho de la mañana. Y eso, a pesar de que ya aseguramos la clasificación. Lo que está sucediendo puede ser una mala señal, ¿pero quién quita para que este sea el año de Matanzas?

-¿Habrá llegado el cansancio? ¿Comenzó el descenso en la curva de rendimiento?

-El otro día yo me senté con el profesor Calviño y le pregunté unas cuantas cosas. A mí me gusta la sicología, cuando era atleta no la tenía en cuenta no sé por qué, pero ahora sé que es indispensable. Y me explicó que la psiquis funciona así, el equipo clasificó con varios juegos de anticipación y es lógico que el relajamiento provoque una baja en el rendimiento.

-¿Te gusta la estructura de la Serie?

-Sí. Puede haber torneo elite o no, pero no se puede renunciar a este formato con todas las provincias representadas. Es muy triste que la gente no tenga equipo propio en el campeonato. Sería catastrófico quitárselo.

-Dame un Todos Estrellas de la pelota revolucionaria.

-No lo tengo en la cabeza, me cogiste fuera de base. Habría que revisar bien los numeritos para no ser injusto con nadie.

-Me queda una pregunta…

-Hazla, si total, ya van como cuarenta…

-Sabes que te quedaste a las puertas de la selección para el Salón de la Fama de Cuba, que finalmente recayó en Linares, Casanova, Kindelán, Muñoz y Vinent. ¿Te sentiste mal por eso?

-Te aseguro que no, porque esos son peloteros que yo quiero mucho. Da la casualidad que todos son bellas personas. Yo sé que un día me va a tocar, y lo cojo con calma. Créeme que sí.

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