¿Y si Posada Carriles, en lugar de cubano, fuera israelí? ¿Y si Posada Carriles fuera un israelí que hubiera atentado contra Israel? Pues de poco le valdría celebrar sus fiestas en fincas privadas de Miami porque le pondrían micrófonos hasta en los lechones que se come. Y le sería inútil rodearse de jala levas como guardaespaldas porque hasta su barbero se lo hubiera reclutado el Mossad. Si Posada Carriles fuera israelí cada mañana su despertador aparecería cambiado de sitio y su radio sintonizado en otra estación. Y lo principal: si Posada Carriles fuera israelí a lo mejor hace rato hubiera volado a Jerusalén como Director de una delegación de citricultores, acompañado de jóvenes académicos de seis pies aficionados al Kung-fu y las gafas oscuras.
¿Y si Posada Carriles fuera ruso? ¿Y si Posada Carriles fuera un ruso que hubiera atentado contra Rusia? Pues cada 7 de octubre amanecería rezando porque no le trajeran ni se llevaran su correo, porque sabe Dios lo que podría ocurrírsele a los chicos de la FSB (nieta de la KGB) ese día de cumpleaños de Putin. Si Posada fuera ruso a lo mejor no hablara, porque los fusileros bolos afinan puntería con huevos de esturión del Volga y no suelen fallar los disparos. Ni fallan en San Petersburgo. Ni fallan en Guatemala. Y si fallaran, todavía le quedaría afrontar la variante Ramón Mercader, que sugiere emplear instrumentos menos sonoros en sus misiones. Si Posada fuera ruso tratara de vivir discretamente en Miami y a lo mejor hasta hubiera renunciado a las llaves de Hialeah. Porque Posada Carriles sabe muy bien que Moscú, lo que se dice Moscú, no cree en lágrimas.
¿Y si Posada Carriles fuera inglés? ¿Y si Posada Carriles fuera un inglés que hubiera atentado contra la Gran Bretaña? Si a Posada Carriles se le hubiera ocurrido no más que enviar a un mercenario a explotar un siquitraque en el lobby del más barato Motel de Londres, los fanáticos de todos los clubes de cricket, de fútbol y de rugby del Reino Unido barrerían con el ejecutor las gradas de los estadios y a su mentor lo perseguirían hasta en los sueños, tanto el M16 como el sindicato de escritoras policiales. Y la prensa calladita, porque ya se sabe como son por allá y Posada es demasiado poca cosa para molestarlos.
¿Y si Posada Carriles fuera norteamericano? ¿Y si Posada Carriles fuera un norteamericano que hubiera atentado contra Estados Unidos? Entonces no estoy muy seguro de que el gobierno de Washington le seguiría dando protección; ni que contaría con el apoyo de políticos, abogados y empresarios de Miami; ni que algunos locutores de radio y televisión del sur de la Florida se atreverían a mostrarle abiertamente su apoyo. Si Posada Carriles fuera norteamericano y se escondiera en un iglú del Polo Norte, hasta allá podrían enviarle un Drone a saludarle. A esta altura, los chicos de la Compañía habrían encontrado alguna manera de darle de baja; o se lo hubieran regalado hace rato a otra gente que lo quisiera. A los jueces venezolanos, por ejemplo.
Pero Posada Carriles es cubano. Y por principio, y ética, Cuba no practica secuestros ni ejecuciones extrajudiciales. Por el peligro que supone para el país y sus funcionarios y diplomáticos residentes fuera de la isla, estoy seguro que Posada Carriles siempre ha estado bajo la mira de los servicios especiales cubanos. En Panamá, en El Salvador, en Guatemala… Posada Carriles ha sido monitoreado y hasta filmado por personas responsabilizadas con la seguridad del país; la televisión cubana ha hecho pública imágenes del seguimiento y las autoridades de cada país han sido informadas en su momento sobre las actividades en esos países; como ocurrió en el caso de Panamá. Pero no ha pasado de ahí; vuelvo a repetirlo, porque Cuba no secuestra, porque Cuba no ejecuta a personas fuera de la ley, aunque tenga el derecho moral de hacerlo. Así es Cuba. Así es la Revolución. Así es Fidel y así es Raúl.
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