Reinaldo González, Leonardo Padura y Senel Paz reflexionaron sobre la literatura cubana de autores residentes fuera del país, durante el panel Tan cerca y tan lejos, que aconteció este sábado en la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, en el marco de la XXI Feria Internacional del Libro
Francisco Rodríguez Cruz
El respeto recíproco y la calidad literaria como único rasero para el reconocimiento de los escritores cubanos que viven dentro y fuera del país, fue el mensaje esencial del panel Tan cerca y tan lejos, que aconteció este sábado en la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), con la participación de Reinaldo González, Leonardo Padura, Senel Paz y un nutrido público, como parte del programa de la XXI Feria Internacional del Libro que acontece en La Habana.
Los reconocidos escritores coincidieron en entender la literatura nacional como la que escriben los cubanos, dondequiera que estén y más allá incluso de posiciones políticas discrepantes, y expresaron que existe una voluntad de tender puentes entre todos los exponentes de la cultura del país.
González, Premio nacional de Literatura en el 2003, analizó la larga tradición de sucesivas diásporas que ha caracterizado la historia de la Isla desde la época colonial hasta la actualidad, lo cual invita a “tomar con ecuanimidad, serenidad el asunto de tener escritores, pintores, bailarines, dramaturgos dentro y fuera del país”.
José María Heredia, Cirilo Villaverde y José Martí, tres de nuestros más importantes escritores del siglo XIX, vivieron la mayor parte de su existencia y publicaron el grueso de su obra fuera de Cuba, recordó por su parte el popular novelista Leonardo Padura, quien destacó el papel de la literatura en la formación de la nacionalidad cubana y razonó sobre los efectos indeseables que ocasionó la ruptura política, por fundamentalismos “de parte y parte”.
Una vuelta progresiva al diálogo, que ahora coincide con uno de los momentos más interesantes de la trayectoria de Cuba en la búsqueda de cambios favorables para el país —de acuerdo con Reynaldo González—, indica que “desde dentro hay un interés en acercarnos”. El autor de Al cielo sometidos ejemplificó con la publicación en la revista literaria que él dirige, La siempreviva, de textos de escritores que viven fuera, como Carlos Espinosa.
Padura, por su parte, reseñó la significación cultural de figuras como Guillermo Cabrera Infante y Reinaldo Arenas, o la publicación en el país desde los años 80 de obras como la de Lino Novás Calvo. Explicó, además, los entresijos editoriales y del derecho de autor que afectan este mutuo conocimiento de la literatura hecha dentro y fuera de Cuba. “La mayoría de los escritores que no viven aquí estarían de acuerdo en publicar con editoriales cubanas”, opinó, al insistir en la necesidad de abrir más ese espacio.
En el debate, el también Premio Nacional de Literatura del 2009, Ambrosio Fornet y otros invitados, polemizaron sobre si el empleo de otros idiomas por escritores que no residen en el país sería o no un rasgo definitorio para hablar o no de literatura cubana, aspecto polémico también en otras latitudes, que requiere ser repensado por la crítica especializada y la teoría literaria.
“Se está trabajando, pero no es suficiente”, consideró Senel Paz, al hacer notar que no es abundante la edición en el país de escritores cubanos que residen en el exterior, ni la publicación de los que viven en Cuba en los núcleos de la emigración.
“El asunto es tener vocación de ser cubanos y escribir para ellos, estén donde estén”, expresó desde el público Yamila Manzor, quien vive en Ecuador desde hace años, al felicitar el acercamiento y exhortar, como “espectadora que lee”, a “sumar y no restar”.
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