jueves, 19 de noviembre de 2015

Dos de Hedelberto: "La Moneycracia" y "China contra viento y marea"

Por Hedelberto López Blanch
Cuando aun falta un año para que se efectúen las elecciones presidenciales en Estados Unidos, ya se considera que éstas serán las más caras de toda su historia, con un gasto que superará los 6 500 millones de dólares.
Esos números permiten afirmar que lejos de ser el sistema político estadounidense una democracia, sería mejor denominarla como una moneycracia donde el dólar se ha convertido en el dueño y señor de los comicios.
En los primeros momentos entraron en la lid por la carrera presidencial, 14 candidatos republicanos y 5 demócratas pero ya algunos han ido quedando en el camino por diversos motivos, principalmente porque las donaciones monetarias no les habían correspondido lo suficiente.
El diario The New York Times ha revelado que más de la mitad del dinero recaudado por los candidatos republicanos hasta mediados de este año 2015 procede de unas 130 familias millonarias y sus respectivas compañías, mientras que por el lado demócrata la situación es parecida.

Las familias republicanas pudientes tratan de colocar a su mejor postor para intentar apoderarse de la Casa Blanca y por tal motivo han proliferados los candidatos de ese Partido, los cuales no caben en los escenarios preparados por las televisoras para efectuar los debates.
Solo un aspirante republicano entre todos los que corren en esa lid, dispone de su propio capital lo cual lo ha convertido en el más prepotente de todos: el multimillonario Donald Trump.
Solo en la primera mitad de 2015, aun muy lejos de las elecciones generales que tendrán lugar a finales de 2016, las recaudaciones totales de los casi 20 candidatos al podio se cifraron en más de 400 millones de dólares, según Timothy Garton Ash, profesor de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford.
Con respecto a las campañas presidenciales del 2004 y 2008, la del 2012 se triplicó y la próxima romperá todos los record establecidos por el Don dinero.
Esto se debe a que en 2010, el Tribunal Supremo de Estados Unidos dictaminó en un fallo sobre el caso Citizens United, que “prohibir el gasto corporativo independiente es impedir la libertad de expresión”, es decir, los grandes monopolios ya pueden adosar cualquier cantidad de dinero para obtener sus propósitos sin que otras leyes, ni el gobierno, puedan prohibírselo.
La mayoría de las donaciones son canalizadas a través de los poderosos Comités de Acción Política (PAC, por sus siglas en inglés) que han sido autorizados a recoger cantidades ilimitadas de dinero procedentes de personas o compañías. 
Desapareció de un plumazo la palabra democracia que significa el predominio del pueblo en el Gobierno de un Estado, para convertirse entonces en una especie de compañía corporativa donde los controladores del capital imponen por medio de sus engrasadas maquinarias y apoyados por la propaganda televisiva, radial y escrita, a sus pretendientes.
Y recuerden este dato: la cifra de gastos previstos solo en propaganda televisiva se elevará a 4 400 millones de dólares, superior al Producto Interno Bruto de varios pequeños países del llamado Tercer Mundo.
El PAC del candidato Jeb Bush, denominado Derecho a Alzarse, utilizará en programas de televisión cerca de 40 millones de dólares hasta febrero de 2016 para tratar de levantar la caída imagen de su postulante.   
Cada vez se hace más efectivo el papel del dinero en el centro de la política norteamericana, lo cual fue denunciado ya en 1883 por Henry George, uno de los economistas más destacados de la época cuando afirmó: “el gobierno popular será un fraude mientras las elecciones se ganen utilizando el dinero y no puedan ganarse sin él”.
Con la decisión del Tribunal Supremo sobre el Citizens United y la entrada con todas sus fuerzas de los Comités de Acción Política, se espera que el derroche de dinero continúe proliferando en los próximos años con tal de que lleguen a la Casa Blanca los representantes del gran capital.
Las campañas, por tanto se convierten en aburridas y atorrantes para el público en general, al cual inundan con constantes anuncios propagandísticos.
El reciente caso de elecciones en varias localidades de Miami lo han demostrado. Pese a las constantes proclamas aparecidas en los medios de comunicación del territorio, los alcaldes de Miami Beach, Philip Levine, y de Miami Dade, Wilfredo Gort, salieron electos por solo el 14 % de los posibles votantes. Más ridículo no podría ser.
A esto se suma que gran parte de esos votos fueron recogidos mediante las “boletas ausentes”, un sistema inventado para que las personas mayores o las que estén impedidas de ejercer ese día el sufragio, lo hagan por correo o mediante un emisario.
Como se ha denunciado en varias ocasiones, ocurre que los colaboradores de los Comités de Acción se presentan en hogares de ancianos y casas particulares para entregar boletas y pedir el voto de la personas a cambio de cualquier dádiva o favor.
En conclusiones, el Don Dinero preside las elecciones en esta conocida Moneycracia. 

China contra viento y marea

Por Hedelberto López Blanch
Hace casi cuatro años, cuando en diciembre de 2011 visité la República Popular China, varios analistas, economistas y medios de comunicación occidentales insistían en que la crisis capitalista mundial afectaría el desempeño de esa nación asiática. En esa ocasión pude comprobar que las previsiones estaban equivocadas.
Cierto que si en 2011 el Producto Interno Bruto (PIB) creció hasta 9,4 %, al cierre de 2015 la cifra será de 7 %. Entre los expertos que preveían ese resultado, esta Zhu Ping, vice jefe de Departamento de Asuntos Exteriores del diario Economic Daily, con quien conversé aquel año en Beijing.
Zhu Ping explicó que el abrupto desarrollo del país se debió a la apertura iniciada en 1978 y la base fundamental fue abrirse al exterior y aprender las experiencias de los países más desarrollados lo que posibilitó ahorrar tiempo para avanzar en la industrialización y las innovaciones con tecnologías propias en todos los sectores.
Un ejemplo de lo que explicaba el interlocutor era que por las diversas ciudades se observaban trenes y numerosos autos confeccionados con tecnologías netamente nacionales lo que también se ha extendido a la aeronáutica, las telecomunicaciones de punta y la rama militar.
Zhu me señaló que se contaba con recursos humanos nacionales de excelencia en las diferentes esferas (universitarios y técnicos superiores) que en 2015 serían 156 millones de personas, y así se continuaría perfeccionando y asimilando nuevas tecnologías para ampliar la demanda interna de sus habitantes. 
Se incorporarían capitales a empresas de punta, manufactureras y de la agricultura para alcanzar una economía eficiente, flexible y con soporte fijo. Es decir, aumentar la capacidad adquisitiva de la población era lo fundamental.
A pesar de los inconvenientes de la crisis económica capitalista, ya a finales de 2014, el fondo Monetario Internacional (FMI) declaraba que la economía de China había desplazado a la de Estados Unidos y ocupaba el primer lugar a nivel global, con un PIB de 16,46 % (17,6 billones de dólares) contra un 16,27 % norteamericano (17,4 billones de dólares).
La cifra levemente superior se vuelve relevante ya que de acuerdo al FMI para el 2019 la economía de Beijing será un 20 % mayor que la de Washington, es decir, el PIB del primero será de 26,9 billones y el del segundo de 22,1 billones de dólares.
Cuando ahora muchos se preocupan por la reducción del PIB de China, ya la dirección del país la tenía prevista para mejorar las condiciones de vida de su población. 
Las declaraciones de la directora gerente del Fondo, Christine Lagarde durante una asamblea del organismo efectuada a principios de octubre en Lima, fueron muy significativas y realista cuando manifestó: “el frenazo del gigante asiático es un episodio pasajero y manejable, pequeños baches en el camino hacia una economía más orientada al consumo”.
Recientes declaraciones del economista de la Comisión nacional de Desarrollo y Reforma (CNDR), Du Feilun confirman los análisis anteriormente expuestos al decir que el 6,9 % logrado en el tercer trimestre es congruente con el objetivo de crecimiento de China previsto para todo el año que será de 7 %.
Feilum se basa en que importantes indicadores económicos, incluido los de empleo y de precios, muestran tendencias positivas de estabilidad. En los primeros nueve meses del año se crearon 10,66 millones de puestos de trabajo en áreas urbanas que sobrepasan la meta del gobierno para todo 2015 que es de 10 millones.
Otro índice favorable es que el consumo subió con fuerza ante el crecimiento de los ingresos residenciales a un ritmo más rápido que el PIB. 
Para Xiao Xiao, integrante de la Comisión nacional de Desarrollo y Reforma, los datos son lógicos y estables pues la economía nacional se encuentra en el proceso de cambiar los antiguos motores del crecimiento por otros nuevos, con un fuerte ímpetu de incremento en los servicios, el consumo y los sectores de alta tecnología, en vez las exportaciones e inversiones.
En los nueve meses transcurridos el valor añadido de los servicios representó el 51,4 % del PIB, 2,3 puntos porcentuales por encima al del mismo periodo de 2014.
De enero a septiembre, la producción industrial subió un 6,2 % interanual y la inversión en activos fijos se elevó un 10,3 %. La inversión en bienes raíces ascendió un 2,6 %, mientras que las ventas minoristas de bienes de consumo se incrementaron 10,5 %.
La industria de alta tecnología remontó un 10,4 % y el gobierno está ampliando la inversión en infraestructuras, incluidas vías de ferrocarril, aeropuertos y tuberías.
Como se observa, pese a los malos augurios, la economía  China tiene mucha fuerza y será la de mayor crecimiento entre todos los países industrializados. 

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