viernes, 24 de mayo de 2013

“No recibimos cartas del extranjero”


La revolución cubana que triunfa en el 1959 fue eso, una revolución, acaso nuestro pueblo venia de un gobierno corrupto en otro, líderes del abuso y la inacción, de momento, la gente se ve envuelta en un torbellino de reformas, la alfabetización, la reforma agraria, nuevas organizaciones de masas, las mujeres comienzan a jugar un papel nuevo y se organizan en su propia federación, era una cosa detrás de la otra, cada año tenía un nombre que se correspondía generalmente con la meta principal fijada para ese año, una verdadera revolución, entonces, girando a ciento cincuenta mil revoluciones por segundo, surgieron también, con los nuevos amigos, nuevos enemigos y la gran mayoría se volcó en la defensa de aquellas primeras conquistas que los llenaba de buenas esperanzas, pienso que así surgieron algunos de los primeros excesos, mi generación creció rodeada de demonios que ya no lo son más, demonios por decreto, santificados de repente por otro decreto. Recuerdo los apátridas y gusanos de la década de los sesenta y setenta, mi padre fue uno de ellos, era malo hasta recibir cartas, y te lo preguntaban; ¿Tienes familia en el extranjero, recibes correspondencia? Era mejor decir que no y tan solo por eso decíamos no, sin embargo recibíamos las demoníacas cartas y en ellas solían venir además agujas de coser, cuchillas de afeitar, jabones de papel, y las fotos de nuestros amados demonios, todo en una simple correspondencia, renegada, pero ansiada, no todos los que se fueron eran oligarcas, ex-esbirros  o ricachones mal habidos, se fue mucha gente simple y buena también, pero en aquel torbellino, si te marchabas, eras malo, cuando simplemente eras alguien que no entendía el proceso, que por bueno, era obligatorio entender, mucha gente antes de irse y para poderse ir, tuvo que pagar con trabajo en la agricultura, otros a barrer parques públicos, fueron despojados de sus propiedades, se les inventariaba hasta los tenedores, no nos importaba herirlos, eran enemigos. Mi padre era apenas el dueño de un taller de chapistería, se lo intervinieron, eso lo hirió y se fue, había trabajado toda su vida para llegar a tener su tallercito y de repente se lo quitan, como si hubiera sido dueño de un objeto mal habido.
Pero estos demonios, que eran nuestros parientes o amigos, se convirtieron de repente en una respetable comunidad y volvieron de visita, algunos fueron recibidos hasta por los CDR de su barrio de antaño, porque pa'exagerar, nosotros. Pero de repente volvieron a ser demonios y de repente buenos otra vez. Muchas de estas organizaciones de solidaridad con la revolución cubana, como la nuestra, tienen miembros que fueron demonios, un servidor por ejemplo, fue víctima de un acto de repudio de los más sonados de Camagüey, hasta me vistieron de pelotero y me impusieron una camisa a la que escribieron en la espalda: “USA” desde entonces, mas nunca he jugado pelota, se alinearon organizadamente en un largo corredor de la escuela, a cada lado y a mi paso me golpeaban, siempre por la espalda, me rompieron huevos en la cabeza, me conducían sujeto de ambos brazos dos policías, uno a cada lado, luego me liberaron para que corriera hacia el carro de patrulla, pues algunos huevos, me gusta creer que de manos amigas, hicieron blanco en ellos, porque mis aparentes protectores me sacaron por el patio, a ciento y cincuenta metros, cuando la salida por el frente estaba a unos diez, nunca tuvimos un barco en el Mariel, mi partida del país era una de esas bolas, un año más tarde fui perdonado gracias a la lucha de mi pobre madre, me permitieron reincorporarme a la sociedad como una de las víctimas de los excesos de aquellos tiempos, así lo llamaron, en realidad, las cosas, nunca mas fueron igual. Muchos hemos perdonado y eso está bien, pero no voy a mentir, no lo he podido olvidar, por eso, ¿por qué callar?, por qué no exigir que se nos pida disculpa pública a todos los que fuimos víctimas de esos excesos, por qué no contar esta historia, mi historia, porque preocuparme con que alguien se pueda disgustar; Quien se preocupó por mis disgustos o por los traumas que de estos sufrimientos pudieron devenir, yo era apenas un adolescente.

Por qué continuar esperando que siempre sea el gobierno quien rompa el maleficio y santifique el pecado, porque no lo comenzamos a hacer nosotros, eso significaría ser diferentes, salirse de lo normado, de las regulaciones; Pero es que nos convertimos en unánimes sin darnos cuenta, aprendimos a decir que no recibíamos cartas de nuestros parientes, cuando si la recibíamos, incluso con premeditación y alevosía, porque se les sugería que las destinaran a casa y a nombre de los más viejos, los que ya no tenían nada que ganar o que perder, los que ya no llenaban planillas con preguntas incomodas; Tampoco practicábamos ninguna religión cuando nos preguntaban, solo porque no nos convenía decir la verdad, y porque además, teníamos miedo. Conocí una gente que tenía un cuadro con la foto de un dirigente de la revolución por un lado y el corazón de Jesús por el otro, lo giraban según el visitante y a los de confianza se lo mostraban como una gracia, un condiscípulo mío creció en el seno de esta familia y por cierto era tremendo mentiroso, le llamábamos guayabón. Quien le hubiera podido decir a esta gente que renegó de Dios, que con la revolución también vendría la primera visita papal al país.
El presidente Raúl Castro en la preparación del congreso del partido le sugirió a la población expresarse con sinceridad, a pesar de que no todos se atrevieron, con los pocos que lo hicieron, observen cuantos cambios positivos y cuantos demonios muertos devinieron después del congreso, y nadie se preguntó. Por  qué el general presidente debe sugerir a la gente no tener miedo y hablar con la verdad por delante, cuando eso debía ser algo innato en la población; Debía ser...
Poco a poco han surgido blogs que se solidarizan con el gobierno cubano y cierran filas contra cosas en las que la unanimidad es una virtud, porque se refiere a el rasgo distintivo de una organización, la lucha contra el bloqueo, por ejemplo, es entre todas la que más nos unifica, aunque también hay otras en las que hemos expresado nuestro acuerdo unánime, creo que eso es tener personalidad propia, carácter, pero no tratemos siempre de ser simpáticos y de aplaudir incluso cuando no queremos, dejemos nuestro brazo abajo si la idea no nos parece buena y aprendamos a decir que no, cuando queremos decir no, y si, cuando creamos que es si. De nosotros depende el mejoramiento de nuestra sociedad, no volver a decirle a uno de nuestros hijos que eso que ha escuchado a su padre no lo puede repetir en la escuela, no enseñarles a nuestros niños la doble moral, la mentira. La mejor manera es dándoles un buen ejemplo.
No todo lo que escriben los blogueros que no forman parte de nuestras organizaciones sociales en favor de la revolución cubana me disgusta; No todo lo que escriben me parece descabellado o demoníaco y sé que a muchos les pasa lo mismo, pero seguimos diciendo que “no recibimos cartas del extranjero”, espero que algún día esto sea otro demonio muerto y entablemos un verdadero dialogo plural. Los agentes extranjeros a la corte, pruebas por delante y con sus debidas garantías, abogo aquí por los que sencillamente piensan diferente.
Se defiende con uñas y dientes en Cuba la diversidad sexual, se habla de avances en este campo que algunos países tradicionalmente muy tolerantes ni siquiera han conseguido, defendamos también a los que piensan diferente, incluso, a los que piensan que otro modelo económico puede ser más factible o que los que vivimos afuera debemos tener derecho a votar en cuanta consulta popular se celebre en la isla, defendamos la diversidad y hagamos que la convivencia con las diferencias, la tolerancia y el respeto al otro no sean por decreto, sino que aparezcan en nuestra gaceta como la causa del desarrollo social, razón de un verdadero fenómeno sociológico, no es un buen proceder saltar etapas, esto conduce generalmente al fracaso, sino aprendemos de nuestros errores anteriores, de nuestros excesos, seguiremos incurriendo en ellos y nos pasaremos la vida rectificando, caminando por el borde del precipicio.

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