Una fábula de sabiduría popular cuenta de un señor que siempre tuvo fe en que Dios iba a rescatarlo cuando más lo necesitara, y una vez en medio de una inundación recibió el ofrecimiento de una balsa, un bote una lancha y un helicóptero que intentaron salvar su vida, pero se rehusó, alegando que esperaba ayuda de Dios. Como es natural, el hombre se ahogó, y cuando llegó al cielo reclamó al Señor, quien le dijo “Te mandé una balsa, un bote, una lancha y un helicóptero”. Algo parecido es lo que acaba de suceder con el béisbol cubano y con Yulieski Gourriel, cuyo contrato ha sido cancelado por los Yokohama DeNA BayStars.
A nadie puede sorprender que los directivos del club nipón hayan tomado una decisión tan “drástica”, pues las noticias sobre irregularidades y la inmadurez con que esta situación fue manejada no podían ameritar menos. Las Federación Cubana de Béisbol —por su incapacidad, su poco deseo de trabajar o por su sobreprotección, no sabemos aún cuál ha sido la causa— no cumplió con el contrato o no exigió que Yulieski Gourriel cumpliera con el mismo, por supuesto, pensando que los nipones eran igual de informales que ellos, pero el proceder no solo le costó el contrato al mediano de los hijos de Lourdes, sino que también pone en una posición muy comprometida a la credibilidad del béisbol cubano y a la seriedad de sus principales actores.
Por supuesto, que la FCB no ha hecho ninguna declaración o pronunciamiento, y para las muchísimas personas que no tienen acceso a Internet en Cuba nada de esto está sucediendo, pues la prensa plana tampoco ha dicho nada. Por tanto, esto sí parece bien “misterioso” (a falta de una mejor palabra) y “sospechoso”, y pone en tela de juicio la voluntad de la Federación Cubana de Béisbol de que sus peloteros sean contratados, y la voluntad del propio Yulieski respecto a querer jugar en Japón.
¿Qué pasó?
Aún no lo sabemos, pero lo que sí sabemos es lo que han publicado varios medios de prensa japoneses:
El gerente general de Yokohama Shigeru Takada dijo hoy a varios reporteros que la organización puso punto final a su contrato con Yulieski Gourriel porque no estaban seguros de cuándo iba a llegar. Gourriel debía haber venido a Japón el 24 de marzo, pero se lastimó uno de los músculos isquiotibiales jugando en Cuba y se negó a salir del país lastimado.
Los BayStars mandaron a un representante a Cuba el 28 de marzo para ver si podían llegar a un acuerdo. Esperaban poder poner a Gourriel en un avión el 30 de marzo, pero no pudieron contactar con él directamente. El representante del equipo finalmente se puso en contacto con el jugador de cuadro de 30 años cuando lo visitó en su casa el 2 de abril.
“No estábamos seguros de cuándo vendría. Dijo que quería jugar con Yokohama, pero seguía diciendo que luego de que mejorara. Contactamos (con él) y dijimos que íbamos a cancelar el contrato. El gobierno cubano también aceptó (nuestra decisión)”, dijo Takada.
Los BayStars aún tienen un contrato de dos años con Lourdes Gourriel Jr, y comenzaron a tramitar ubicarlo en la lista restringida.
Entonces, ¿alguien acaso se ha puesto a analizar las implicaciones de este hecho? ¿Sabe acaso Gourriel lo que esto significa para su posible futuro como pelotero profesional en Japón, Estados Unidos, Corea del Sur, Taipéi de China, Bulgaria, la Antártida, la Conchinchina o la Luna? ¿Sabe acaso la Federación Cubana de Béisbol lo que esto implica para los cientos de jugadores que participan en la Serie Nacional soñando aparte de con el equipo Cuba con jugar en una Liga Profesional? ¿Cómo es posible que haya sucedido algo así?
Bien, de repente la FCB decide —o permite, nadie sabe lo que pasó— nuevamente en su contra, prácticamente rechaza a la única federación extranjera que se interesó de verdad por los peloteros cubanos, a la única que los fichó con seriedad y la única que trajo dividendos tanto para el país como para los jugadores en particular.
Este proceder pone en riesgo seriamente el futuro del acuerdo entre la federación cubana y la Nippon Professional Baseball, pues estos hechos no pueden tomarse como otra cosa que una falta de respeto o una falta de compromiso, y deja la credibilidad de la FCB y de sus peloteros en una posición extremadamente delicada y comprometida.
La FCB ha sido torpe (¿o no?) en la forma de manejar las cosas, y Gourriel —por supuesto, muy poco consciente o al tanto de todas las implicaciones— se mostró evasivo y muy poco interesado en viajar al país asiático. Por otro lado, es inconcebible que un ejecutivo del equipo haya viajado a Cuba el 28 de marzo y no haya sido hasta el 2 de abril que puede contactar con él, lo que deja claro que los directivos cubanos tenían muy poco interés en ayudar a los nipones con su preocupación, que es bien justificada, pues no se trata de pagarle cinco dólares, sino de unos cientos de miles. Veremos qué sucede en las próximas semanas con Lourdes Jr, Alfredo Despaigne o Héctor Mendoza para hacer una evaluación de los daños.
La evidencia de la falta de interés, compromiso o seriedad yace precisamente en el hecho de que la Federación Cubana de Béisbol no se ha pronunciado y que ningún medio de prensa oficial del país ha dicho nada al respecto.
Todo lo que se derive de este asunto recae directamente sobre la responsabilidad de las autoridades del béisbol cubano, que hicieron muy poco por resolver un asunto que podría mellar para siempre un acuerdo que se pintaba beneficioso para la pelota cubana. Este acuerdo llama a una posible disminución del éxodo de varios de los más rankeados atletas del país, y si se cercena, se irán la balsa, el bote, la lancha y el helicóptero, y el ahogamiento sería un hecho… ahora hace falta que si sucede no reclamen a Dios, porque de seguro les dirá: “Les mandé a los japoneses.”
A buen entendedor…
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