martes, 23 de junio de 2015

La economía ucraniana toca fondo

Por Hedelberto López Blanch

La economía ucraniana se torna cada día más debilitada ante la obstinada posición del gobierno de Piotr Poroshenko de aliarse con más fuerza a Occidente; alejarse de Rusia, su tradicional socio comercial y continuar las hostilidades con las repúblicas de Donestk y Lugansk.
El Servicio Estatal de Estadísticas informó que la economía se contrajo 17,6 % en el primer trimestre de 2015, comparado con el mismo período de 2014, mientras la inflación durante el presente año llegará por lo menos al 30 %. 
Pese a una disminución del conflicto en el Donbass, las autoridades de Kiev optaron por la militarización de la sociedad y han violado continuamente la tregua pactada con los independentistas del este ucraniano, donde se encuentra la mayor parte de la industria y minas de carbón. 
El reforzamiento militar le ha costado a Kiev millonarias erogaciones presupuestarias, al incrementar el tamaño de las Fuerzas Armadas de 130 000 a 232 000 efectivos, mientras los gastos militares aumentarán de 1 300 millones de dólares en 2014 a 2 100 millones en 2015.
Esa guerra ya ha ocasionado más de 7 000 muertes, alrededor de 18 000 heridos, gran destrucción en infraestructuras y viviendas y la salida del país de 1,7 millones de ciudadanos. 
Además, con los violentos e indiscriminados ataques militares inducidos por Poroshenko contra la región del Donbass se han profundizado las diferencias políticas entre los ciudadanos del este y el oeste de esa nación. 
La revista Forbes ha sentenciado que Ucrania está a punto de una bancarrota nacional y la única salida es la ayuda financiera externa cuyos efectos, sin embargo, son neutralizados por la masiva corrupción existente en el país.
La publicación especializada en el negocio y la fortuna de los millonarios añadió que la deuda se ha convertido en una verdadera bomba explosiva y la única forma de salvarse del default es la ayuda financiera de Occidente cuyo proyecto no prevé la reestructuración con la aplicación de una reducción de la deuda lo cual hace imposible el pago de intereses.
Las extremas medidas de austeridad impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para entregar empréstitos han ayudado a la caída del PIB en alrededor del 50 % y provocado la salida de mano de obra especializada hacia otros países europeos lo que empeora la situación.
Muchos sueñan con volver a ver a la ex República ucraniana, que cuando estaba integrada a la antigua Unión soviética, exhibía un desarrollo científico-industrial moderado, estabilidad laboral, educación, atención médica y viviendas asequibles a todos sus habitantes. Ciertamente que el cambio no ha sido para bien.
Poroshenko, que hace poco más de un año durante su discurso de investidura prometió un acercamiento total con la Unión Europea, prosperidad y tranquilidad a los ciudadanos, no ha logrado ninguno de los objetivos.
La UE ha ido alargando la posible entrada de ese país en el grupo lo que solo le traería más problemas económicos y políticos a la Unión, mientras que en el plano nacional los ucranianos han visto la abrupta reducción de los niveles de vida, el aumento del desempleo, la escasez de productos y la devaluación en más de un 120 % de la moneda (grivna).
Otro gravísimo problema por el cual los organismos financieros occidentales se encuentran reacios a entregar préstamos es que según el FMI, cualquier crédito que se ofrezca será robado en parte por el gobierno. Para Forbes, la Ucrania de los últimos 25 años se ha caracterizado por ser un Estado corrupto, gobernado por un grupo de oligarcas ricos.
Varios centros de estudios y Organizaciones No Gubernamentales han denunciado que gran parte de ese dinero suministrado ha parado en los bolsillos de los oligarcas que después lo envían a sus cuentas particulares en el exterior. 
Mientras la debacle económica sobrevuela los campos y ciudades ucranianos, el presidente Poroshenko, conocido como el magnate del chocolate, dueño de la Corporación Roshen Confectionery, acumula una fortuna actual de 720 millones de dólares a lo cual se suman 3 000 millones de dólares por el valor de su empresa.
Pero no solo es el presidente ucraniano quien acumula elevadas fortunas, sino varios más como Rinat Akhmetov, dueño del conglomerado de carbón y acero que cuenta con un patrimonio de 9 000 millones de dólares según la Lista de Bimillonarios Bloomberg.
Y es que a partir de la década de 1990, tras la desintegración de la Unión Soviética, las nuevas autoridades optaron por un sistema de libre mercado neoliberal extremo, con amplias privatizaciones y desregulaciones en todos los sectores de la producción y los servicios. 
Los que tenían relaciones políticas o algún poder adquisitivo en esos años, se adueñaron de las principales empresas productivas y compañías de servicio y comenzaron inmediatamente a acumular grandes fortunas.
Con los graves problemas de insolvencia económica, el FMI exige adicionales medidas al gobierno para otorgarle nuevos empréstitos entre los que aparecen, eliminar la corrupción, el fraude económico, rebajar las prestaciones sociales y liberar totalmente los mercados financieros.  
La directora del Banco Nacional, Valeria Hontareva dijo que se han dado los primeros pasos en aras de obtener esos créditos como son la elevación en un 60 % de los costos de la imprescindible calefacción para la sobrevivencia; el costo de gas, en 280 % y la energía eléctrica 40 %. En conclusiones, más caos y elevación de la pobreza para la población.

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