El reelegido presidente colombiano Juan Manuel Santos logró derrotar en las últimas elecciones a su contrincante Oscar Iván Zuluaga, debido a que era la única opción posible de que en esa nación sudamericana se alcance una relativa paz después de 50 años de guerra.
Esa resultó la verdadera causa para que se alzara con una victoria sobre su contrincante, y declarado delfín del ex mandatario Álvaro Uribe, quien apostó todas las cartas a eliminar por medio de las armas a las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que han demostrado tener capacidad, organización y potencia para rechazar las numerosas operaciones lanzadas contra ellos a lo largo de medio siglo.
Pero la gran mayoría de la población colombiana espera no solo la llegada de la paz sino también la eliminación de las represiones a los movimientos obreros y campesinos; la ejecución de una verdadera política social que saque de la pobreza a millones de sus habitantes; la creación de empleos estables; la posibilidad de educación y atención médica gratuita para la gran mayoría desfavorecida.
Y como muchos analistas y la propia población colombiana aseguran, será muy difícil alcanzar esas demandas con la implementación de medidas neoliberales y libre comercio que se han implementado en los últimos años.