El designado de Industriales, Lisván Correa, dijo en una entrevista al empezar la semifinal: el campeón de la serie es quien gane este play off, (refiriéndose al enfrentamiento Industriales-Pinar). Esto lo han visto mal no pocos, acostumbrados a que los peloteros respondan a la prensa lo que se espera que respondan (lo correcto o cortés) en lugar de lo que realmente piensan o sueñan. De tal manera que se han convertido en lemas “vamos a darlo todo en el terreno” “voy a dar lo mejor de mí —o incluso lo mejor de sí— y no puede faltar “el terreno dirá la última palabra” lo cual, aparte de una sentencia a lo Poncio Pilatos no dice mucho. Es difícil hallar alguien que alardee un poco en cámara, a diferencia de lo que le especulan en la calle ante sus fanes, o entre familiares y amigos.
En cuanto a Correa, quizás más que subestimar —o pinchar— al equipo Matanzas, quiso decir que encontraba más fuerte esa semifinal que la de Matanzas-Villa Clara, y no le faltaba razón; si bien los Cocodrilos se han visto muy equilibrados en todos los aspectos de juego, durante toda la temporada, no podemos juzgarlos por haber arrasado a los Leopardos, quienes llegaron a los play off en una picada de rendimiento, al punto de que casi son barridos por Holguín en los días finales de la etapa clasificatoria y con un bateo que venía hacia la anulación. Si a esto sumamos que le quitaron (La Comisión Nacional) al mejor lanzador del equipo y de Cuba, quien tenía todas las de ganar al menos uno de los juegos, y la pérdida de Yoelxis la Rosa, receptor del equipo Cuba, quien estaba bateando por encima de 300, y lo que implica un cátcher de esa magnitud en cuanto a guiar el pitcheo, pues tenemos un equipo muy disminuido, a lo cual hay que ponerle como agravante con asteriscos que Villa Clara fue un equipo sin público. Increíble que tras perder los dos primeros juegos llegaran a un Sandino en el que había casi que más matanceros que villareños. Esto no le resta al buen juego, la energía del equipo (con un público que está gozando de lo lindo, con mucha alegría, creativo, intenso). Si se da una final Industriales-Matanzas será un espectáculo de alto voltaje pues en estos momentos cuentan con las dos fanaticadas más explosivas y la rivalidad está como bomba a punto de estallar, tanto el Victoria de Girón como el Latinoamericano son verdaderas ollas de presión (de tres válvulas).
Claro que hablo de deseos y hay buenas posibilidades de que esto se de; no quiero decir que Industriales ganó el play off ni mucho menos, ganar dos juegos en su patio es perfectamente posible para los Tabaqueros, que tienen un gran equipo de buen pitcheo y una tanda fuerte al bate, que está jugando a muy bien nivel. Lo que los Industriales llegan con su pitcheo mejor a esos dos juegos finales, y están al bate como se esperaba y no estuvieron durante la temporada.
En el juego de ayer, el quinto, mi buena amiga Paca, me llamó en el primer inning con su euforia antiazul, para criticar a Vargas, por haber dejado pitcheando a Entenza tras las dos primeras carreras. De Víctor Mesa se dice que quita muy bien sus lanzadores, porque al menor parpadeo trae a otro; realmente eso no prueba nada —aunque él debe conocer mejor que nadie a su staff y sabe los lados flacos de cada cual; mi opinión es que a veces se excede de cambios, y saca antes, pero él sabrá y su estrategia le ha dado resultados. Pero pasando a Vargas (que siempre Víctor se lleva el show y de los demás se habla solo cuando pierden) ha movido muy bien su pitcheo, durante todo el campeonato, dándole oportunidades a casi todo el mundo, por ello, en estos play off han brillado figuras jóvenes como Pedro Durán o Edy Abel, quienes han salido bien plantados ante un Latino repleto con la seguridad de un Pedro Luis Lazo, y eso se debe a la confianza y las responsabilidades que les ha ido dando en la serie. Darle la pelota a Entenza, quien, además, la había pedido, estuvo muy bien. Es un gran lanzador, que creo no soportó la presión del Coloso del Cerro, y había que darle —ya que lo pidió— una segunda oportunidad; y tampoco sacarlo al menor parpadeo, a un abridor, que es de categoría, hay que dejarlo, prudencialmente, pero mostrándole que se confía en la recuperación que corresponde a su categoría; salió mal, cierto, pero el beisbol (y es algo que lastimosamente se está perdiendo) es un deporte muy ético. Es importante ganar, pero lo más importante es jugar bien, fuerte, limpio, y merecer la victoria, incluso aunque no se obtenga. Con el pragmatismo maquiavélico que impera en el mundo contemporáneo, se van enterrando los ideales del deporte.
En el juego de ayer, pasó como en el primero del Latino, solo que ahora el tercer bate no tocó la bola; y vuelvo al “librito” ahora con la prueba; en los primeras entradas de juego ni se dan bases por bolas intencionales, ni se sacrifrica un bateador, salvo casos muy especiales de un 8vo o 9no bate en muy mala forma deportiva. Lo del primer juego fue una barbaridad. Entenza abre con dos bases por bolas, 8 lanzamientos muy malos, sin la sombra de un strike, traen a un lanzador joven y el tercer bate, nada menos que Donal Duarte se sacrifica. Rompió toda la tensión reinante en las tropas azules, regalando el primer out y limitando el posible ralling, jugando para una o dos carreritas abriendo el partido contra un equipo que en el anterior juego le había dado nocaut de 13 carreras. Ese mismo Duarte, en su próximo turno dio tremendo doblete, el mejor batazo de los pocos de Pinar en ese encuentro. Duarte declaró a la prensa que él mismo le solicitó a Urquiola el sacrificio pues no estaba ajustado el bate; creo que debió decir eso antes de comenzar el juego y pedir entonces que lo cambiara de responsabilidad en el line up, no a esa hora, que como tercer bate lo que tiene es que empujar carreras.
Volvió a suceder lo mismo en el juego de ayer, contra el mismo Entenza y los pinareños hicieron las 5 carreras con las que ganaron.
A propósito de toques de bola y del “librito”, me gustó mucho el toque que Víctor le ordenó a Eriel Sánchez, sorpresa absoluta, que desequilibró a Villa Clara.
Mi buena amiga Paca, cuando te llamé en el momento en el que los Industriales le hicieron las carreras a Yosvani Torres, no era que lo quitaran en sentido literal, sino que juzgaras con la misma vara cuando dijiste al inicio, por las 2 primeras carreras, que Vargas tenía que quitar a Entenza. Es posible que me de un infarto viendo el beisbol, no cuando o gane o pierda Industriales sino cuando se juega mal al beisbol. Infarto de pasión, eso está bien (me parece por cierto una de las mejores opciones de viaje a la nada), lo que no me pasaría nunca es, cambiar de canal en un partidazo como ese para ver la telenovela u otro programa (incluso de valía, que también los tiene la TV).
En cuanto a Matanzas, concuerdo en la labor de Víctor Mesa llevando a ese equipo a discutir el campeonato por dos años consecutivos, en equipo que ni equipo era cuando los cogió hace 3 años. Apoyo igualmente a esa amiga que critica al parecer las formas de Víctor Mesa, sobre todo con sus propios jugadores, de una guapería y machismo pasado de moda, una cosa de la época de Yarini. Para quitar un pitcher por algún error que cometió no hay que gritarle manoteándole en la cara, ante 30 0 40 mil personas. Y me encanta el juego duro, y que el bateador le ponga mala cara al lanzador, y que se tiren duro en las bases; el juego que hacía Víctor Mesa o Anglada, por ejemplo. Pero un paso entre la exquisitez y kicht, y entre el guapear un juego o hacer groserías, o humillar a una persona. Yo creo, que a pesar de todo eso lo quieren, (o lo siguen, o lo aguantan, por esa filosofía de ganar a toda costa), y vuelvo a que ganar es importante, pero tiene que ser una consecuencia de la buena energía, de la elegancia, de la ética; no ganar por ganar.
Qué más decirte, amiga Paca, me divierte el aire de fanatiquera desde el que escribes, que va con los “zoologismos” y los “trabajos” de corte religioso, el toque bucólico que le das a todo aquello de la melena del león, el humo del tabaco, las mordías del cocodrilo… pero para mí el beisbol es como esencia de la vida, espíritu de la nación, cargado de historias y tradiciones, de una identidad, que como tal tiene sus cánones y sus rupturas con ellos, como otra vida que está en el terreno y que es parte de la de uno, de la familia, incluso.
Adentrándome en poco tu zootexto, el cocodrilo se ha comido a un leopardo anémico, la energía más alta del beisbol cubano está en el encuentro del tsunami verde (o tabaqueros) y los leones, que están muy ajustados al bate; ayer, que perdieron le hicieron cuatro al mejor de lanzador de esta campaña. Cualquier de los dos que gane es tan favorito —en la concreta y no en lo que ha pasado (estadísticas, la etapa clasificatoria)— como tus adorados Cocodrilos (ah, de Víctor Mesa, que no puede faltar). Por cierto, me llama la atención que es Matanzas el único equipo en el que los peloteros siempre agradecen al director cuando le preguntan por un batazo que dieron o por haber lanzado un buen juego, y le llaman el profesor Víctor. No estoy criticando, simplemente me llama la atención.
De lo que viene, hay que jugar pues aquello de que Pinar tiene que ganar dos partidos es un espejismo, tiene que ganar uno; ya empatados, los dos estarían obligados a jugárselo todo en el siete. Los azules tienen el cuerpo de lanzadores listos, con sus dos principales, Vichyoandri Odelín y Frank Monthie, más los relevistas. Pinar llega un poco al cuello, pero estará con su gran afición, de mucha tradición y con equipo jugando a muy alto nivel. Hermosa la jugada del jardinero derecho, Santos, que fue intercedida por uno del público; queda en el viento si la capturaba o no, yo creo que estaba a punto de hacer un gran fildeo; en todo caso se lanzó como una fiera contra el muro, tras un corrido preciso hacia la bola, lo cual a merece todos los aplausos. Y, por cierto, en el primer juego en el Latino vi aplaudir varias buenas jugadas del equipo contrario, o sea, de Pinar, ese el beisbol y la buena fanaticada que debemos ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario