lunes, 18 de febrero de 2013

Reforma migratoria: mal bound para difamadores de Cuba

Tomado de "La Pupila Insomne". Escrito por Edmundo García. Periodista cubano residente en Miami, su sitio: http://www.latardesemueve.com

Los difamadores y enemigos de Cuba están metidos en un mal “báun” (bound) con la reforma migratoria cubana. No saben qué hacer y les siguen anotando carreras. Primero dijeron que la reforma migratoria iba a ser selectiva políticamente y no ha sido así: todos los llamados opositores y disidentes que cumplen los requisitos generales establecidos en la ley, que es sumamente amplia, pueden viajar. Después pretextaron que aunque les dejaran salir los iban a presionar para que no hicieran críticas a la revolución y no ha sucedido nada de eso.

Eliecer Ávila se ha despachado a su gusto contra su país y desde Suecia ha posado como especialista en internet cubana para Radio Martí, una emisora del gobierno norteamericano en Miami, haciendo supuestas “revelaciones” y descaracterizando blogs como los de Manuel Lagarde, Yohandry Fontana y Percy Alvarado. Anoche salió con una gran sonrisa por el aeropuerto de La Habana Rosa María Payá, hija del fallecido Oswaldo Payá, hacia Suiza y España donde ha anunciado que hablará sobre los “derechos humanos” en Cuba. Ya podemos imaginar lo que va a decir, ya se ven venir sus calumnias y sin embargo nadie le impidió que viajara. Bertha Soler, coronela jefa de las Damas de Blanco encargada de reportarle a la SINA quienes van o no van a sus marchas para recibir lo que todos saben, también viajará a Panamá a hablar de “derechos humanos” y recoger premios, que no son motivos personales sino claramente políticos, y tampoco nadie le ha puesto trabas en su tramitación. Casualmente andan circulando en la red unas declaraciones de Bertha Soler donde dice que si su sangre tiene que correr pues sin dudas correrá; en verdad, lo único que se ha visto correr por su lado son rollos de dólares norteamericanos que ella misma reparte. Y ni hablemos del caso de Yoani Sánchez, a quien le han preparado un tour propio de un canciller o un jefe de estado que incluye más de una decena de países; sin que se aclare quién paga todo esto, aunque cualquiera lo imagina. Tampoco se le han puesto trabas a Yoani, así que nadie puede hablar de discriminación política en la aplicación de la reforma migratoria. En el caso de Yoani, ella que habla tanto de “deberes y derechos ciudadanos”, cabe esperar que a su regreso pague voluntariamente los impuestos que debe sobre el medio millón de euros recibidos por premios y otras actividades, como se haría en cualquier país del mundo.

Luego aseguraron que no les iban a dejar regresar y la verdad que ninguno de los potenciales viajeros se ha quejado al respecto. La mayoría de ellos regresará sin dudas porque saben que fuera de Cuba serían desechados en el primer mes como les sucedió a la madre y familiares de Orlando Zapata Tamayo. Fuera de Cuba el dinero está muy bien repartido, así que tienen que regresar para luchar lo que llega. También auguraron que una vez puesta en vigor la reforma se iba a producir una avalancha de cubanos en las embajadas, oficinas migratorias y agencias de viaje para escaparse de Cuba. También les salió el tiro por la culata. Ha sido un proceso normal que depende ahora de los recursos del viajero, de la carta de invitación cuando sea necesaria y de la visa del país receptor. Como dice un colega de Cubainformación, ya en Cuba es más fácil sacar un pasaporte para montarse a un avión que una licencia para manejar un carro.

La reforma migratoria cubana ha producido un reajuste del comportamiento de estos llamados disidentes ante las sedes diplomáticas que les patrocinan y del que no se ha hablado mucho. Ya no se trata solamente de jabas de fin de año, elecciones imaginarias o el logro de una visa de refugiado político para salir y radicarse en el extranjero. Con las nuevas disposiciones migratorias cubanas y la crisis que existe en los países receptores como Estados Unidos, España y el resto de la Comunidad Europea ya no se busca tanto la salida definitiva como el ofrecimiento de la participación en congresos, conferencias en universidades, asignación de premios, etc., como parte de una programación de salidas temporales que les permita la doble ganancia de la seguridad que ofrece una sociedad como Cuba y el acceso al consumo de las sociedades capitalistas. Para eso hay que seguir permaneciendo en el país y hacer huelgas de aguacate, inventar falsas noticias, fingir enfrentamientos con la policía y hacer declaraciones para Radio Martí desde un sillón. En ese dame para darte sí no ha habido un cambio y estos llamados opositores siguen comportándose como siempre; como les manda su amo. Si obedecen, tienen garantizada una visa expedita, sin chequeos ni molestias burocráticas; los demás tendrán que seguir haciendo sus colas y afrontando las negativas.

Tan desprevenidos les ha tomado la reforma migratoria que algunos “cubanólogos” han empezado a decir que tanto el gobierno cubano como los legisladores cubanoamericanos coinciden en que hay que eliminar la Ley de Ajuste Cubano. Pero aquí hay que llamar la atención y los convoco a que sean honestos. Primeramente, las motivaciones no son las mismas y están muy pero muy distantes unas de otras. Y segundo, porque históricamente esta aparente coincidencia es una falsedad. Desde su firma el 2 de noviembre de 1966 la llamada Ley de Ajuste Cubano ha sido un instrumento de agresión contra la revolución, denunciada como “Ley Asesina” por el Comandante en Jefe Fidel Castro, el Presidente Raúl Castro y el resto de las autoridades cubanas. La parte cubana siempre ha sido crítica de esa legislación; quienes vienen a coincidir ahora con Cuba son los mismos que la instrumentaron para su beneficio político y quieren eliminarla una vez que se les ha revertido en su contra. Quién lo iba a decir: personajes como Ileana Ros-Lehtinen, Mario Díaz-Balart y Marco Rubio consideran hoy la eliminación o adaptación de la Ley de Ajuste Cubano como una necesidad. ¿Lo hacen para que no mueran más cubanos en el mar como ha dicho Cuba? ¿Lo hacen para que otros cubanos no se enrolen en viajes furtivos y tratos con delincuentes que les quitan sus vidas, los torturan, los prostituyen y chantajean a sus familiares por dinero? No, lo hacen por cobardes y oportunistas, porque se han dado cuenta que la llamada Ley de Ajuste Cubano está dando al traste con sus intereses y consolidando un cambio demográfico en la comunidad cubana residente en los Estados Unidos. Cambio en el sentido de más juventud y cambio en el sentido de más cubanos formados por la revolución y sus valores; cubanos con un patrón cultural diferente, que conservan el amor por la música, los equipos deportivos, el cine y la literatura que conocieron en todos estos años. Cubanos que respetan, aunque no lo digan públicamente en Miami, el legado de Fidel. Cubanos que cuando tengan derecho a votar no lo harán por políticos empeñados en impedir una libre relación con sus familiares y con sus antiguos vecinos de barrio. Porque como decía el amigo Eddy Levy, colaborador regular de La Tarde se Mueve (Miami 14.50 AM), no se trata de suplicar a esos legisladores cubanoamericanos que mantengan el permiso de viajar tantos días al año o en varios años para ir a Cuba cuando un familiar se enferma. No, de lo que se trata es de defender el derecho de los cubanos a viajar a su país cuando lo deseen en ejercicio pleno de su libertad; no por misericordia, cuando enfermen, sino estando sanos ellos y sus familiares para que se encuentren juntos en la casa de familia o si les da la gana en un restaurante, un hotel o una playa. En resumen, estos legisladores quieren seguir buscando pretextos para obstruir los intercambios y viajes a Cuba para mantener el discurso demagógico de sus campañas electorales domésticas.

Ahora le llaman comunista al pelotero José Ariel Contreras y lo condenan por haber ido a Pinar del Río a reencontrarse con sus raíces familiares, vecinos y compañeros de equipo. Algunos perdonavidas lo justifican diciendo que fue solo a ver a su madre que estaba enferma. Nadie tiene que justificar a José Ariel Contreras, nadie tiene que esperar a que su madre u otro familiar enfermen para justificar ante una horda de fiscales insaciables un viaje a Cuba. Contreras y cualquier cubano residente en los Estados Unidos viajan a Cuba porque pueden y porque quieren; no cuando lo consideren esos candidatos a guardias fronterizos que aparecen por las cafeterías y los canales de televisión de Miami.

Ahora les molesta la ley de ajuste cubano. Ahora les preocupa su maléfico engendro y dicen que hay que ser más selectivos para recibir cubanos; que ese cubano que ha crecido en la revolución no vale tanto como el cubano que vino al principio con sueños de rescatar la “república”. Ya no pueden esconder el racismo y el clasismo; ya no tienen ni siquiera el pudor de guardar las normas mínimas de cualquier sociedad civilizada.

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