Los críticos de la nueva ley son demasiado pocos y maquiavélicos para dedicarles tiempo y tratar el sensible tema tan sólo a la luz de sus felonías, incluyendo en la lista a los abrumados congresistas norteamericanos, enemigos sempiternos, que no verán jamás con buenos ojos nada que venga del gobierno cubano.
La vieja ley mereció enemigos y críticos, aunque sólo debamos tener en consideración aquellos que criticaron a partir de las enseñansas del apóstol, y por finalidad tenían la normal y buena continuación del proceso revolucionario y socialista cubano.
“Criticar, no es morder, ni tenacear, ni clavar en la áspera picota, no es consagrarse impíamente a escudriñar con miradas avaras en la obra bella los lunares y manchas que la afean; es señalar con noble intento el lunar negro, y desvanecer con mano piadosa la sombra que oscurece la obra bella. Criticar es amar”. José Martí.
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