viernes, 7 de febrero de 2014

Tres sobre la participación de Cuba en la Serie del Caribe

Los Maestros y Margarita... El siempre doloroso “por poquito”...y... Regreso de Cuba a la Serie del Caribe 2014 no fue lo esperado

Por enésima vez, quedó claro que depender de los demás no es buena idea. Venezuela, que podía darse el lujo de escoger a su rival en las semifinales, perdió el invicto ante los Indios de Borinquen, y el resultado arrastró a Villa Clara hasta el pantano de la clasificación.

La Serie se acostó demasiado temprano para quienes llevábamos más de medio siglo sin hacerle la visita. Por momentos, del brazo de Odelín, vivimos la esperanza de la resurrección, pero anoche todo se diluyó en un espejismo. Fue como un golpe crudo y traicionero. Una puerta cerrada en las narices de la ilusión del hijo pródigo.

Con el rolling de Alberto Callaspo a la intermedia, cayó el telón de un sueño dilatado. Poco propicio hasta ese entonces, el estadio Guatemare pasó a Guatepeor en la memoria de un equipo que se desbarrancó sobre su grama.

Seamos repugnantemente honestos: el juego hizo justicia. Eliminó al peor que lo había hecho, el de los lanzadores vapuleados y la defensa baja. Nos sacó del camino en Margarita para ver qué dirección tomamos en la  encrucijada: de un lado hay un estanque; del otro esperan los maestros.

A estas alturas, de nada valen los lamentos. Los vengo escuchando desde Sydney, hace más de diez años, y ya suenan a luces montadas para escena. Al final, lo de anoche fue solo otro capítulo. Simplemente, era una de dos: o Cuba, o Puerto Rico. Sobraba un ala al pájaro, y por desgracia fue la nuestra.

Desde el cielo, a dos palmos de Lezama, Virgilio sigue recordándonos que “cualquier amor, / el más abrasador, / (…) tiene en su fondo hielo”.

No es ilegítimo experimentar placer al escribir sobre derrotas, especialmente si tenemos como premisa que “el deporte trata de gente que pierde y vuelve a perder”, como enseñara Guy Talese. Sin embargo, esta vez me fastidia hacer leña del naranjo caído.

Me molesta, me jode, porque el revés ante los Navegantes, en lugar de parecerme heroico, digno o no sé cuántas cosas que he escuchado, me dolió más que el fracaso de la noche previa, y se me antoja mucho –muchísimo- más lamentable.

La razón es visible: los mexicanos de Hermosillo nos mantuvieron en un puño firme, pero ante Venezuela dio la sensación de que Villa Clara estaba en condiciones de anotarse una victoria en esta Serie del Caribe. Mas no pudo.

Decir “Cuba peleó” a manera de resumen del partido, me suena tan autocomplaciente que prefiero no decirlo. Decir “hicimos el ridículo” tampoco estaría bien, por falso e insidioso. Pero cabe escribir: “Los tuvimos y nunca fueron nuestros”.

Los Turcos nos atacaron  muy temprano, echando todo el peso de su astucia sobre la temeraria designación monticular de un talento de 19 años. (El béisbol, no lo dude, es un deporte diseñado para el lucimiento de los veteranos). Así, Norge Luis Ruiz se vio impotente de capear el temporal en una breve aparición monticular que no alcanzó el tercio de juego, tras lucir muy regado en sus envíos y lo que es peor, demasiado slider-dependiente cuando su arma principal es -y tiene que ser siempre, mientras tire a 95 mph- la recta.

Sin embargo, Villa Clara no se hundió. El encuentro se había puesto 6×1, había presagios de naufragio, pero el equipo dio la cara en un dilatado quinto inning que lo metió de nuevo en el score, 6×5. La reacción la encabezó el siempre correcto Yordan Manduley con un triple que empujó par de carreras, y la extendió el vilipendiado Yuliesky Gourriel con un doblete que justificó su vuelta al tercer turno del line up.

Fue justo en ese instante, cuando Cuba cerró la pizarra, que salieron a relucir las carencias de la escuadra. Ya habían explotado Norge Luis y Jonder, y ante la poca fiabilidad de su bullpen, el cuerpo técnico optó por mantener en el box a Yosvani Pérez y relevarlo luego por Diosdani Castillo, dos figuras que no estaban en los planes iniciales para desafíos reñidos. Era hora de traer a los cinchetes, pero no los había. Entonces quedó claro: el staff de los Naranjas dispone de eficacia para el nivel “Serie Nacional de Béisbol”, pero no está a la altura del nivel “Serie del Caribe”. Ni ese, ni el de Pinar del Río, ni el de Artemisa, ni el de ningún equipo del país. Puede que ni siquiera el del team Cuba.

A la postre, volvimos a dejar de hacer lo necesario. Por ejemplo, en el octavo inning hubo hombres en primera y tercera sin out, pero el batazo salvador no apareció. Y, por ejemplo, no se sustituyó a Borrero por un corredor, y Borrero trató de anotar sin deslizarse y no anotó. Y además aguantamos hasta lo indecible a Castillo, que vive una campaña desastrosa, pudiendo abrir la entrada con Vicyohandri Odelín. Y (es una preferencia personal, pero los números la justifican) se optó otra vez por Silva como emergente número uno, teniendo a Danel Castro en el dugout.

¿Ganó el mejor? Sí, claro. Ganó Venezuela, que copó sus flaquezas desde el box con una caravana de pitchers cerradores -cada uno con su respectivo cañón en la muñeca-, hizo un par de fildeos imprescindibles con los guantes de Adonis García y Mario Lisson, y dio el hit oportuno y el fly de sacrificio requerido.

Ganó Venezuela, el anfitrión, y en Nueva Esparta suenan los tambores. En cambio, Villa Clara (o lo que es lo mismo, Cuba) se va quedando muda.
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El tan esperado regreso de Cuba a la Serie del Caribe después de 54 años terminó en un fiasco que refleja la crisis en el nivel del béisbol de la isla, otrora potencia del deporte a nivel mundial.

La novena de Villa Clara, campeona de la pasada temporada del campeonato cubano, fue eliminada en la primera ronda de la Serie que se disputa en Isla Margarita, Venezuela, con apenas una victoria y tres derrotas.

"La Isla de las pesadillas", "Nuestra Lomita de los martirios", tituló el diario Juventud Rebelde. "No ocurrió el milagro", recalcó el diario Granma, mientras la agencia Prensa Latina señaló que Cuba "bajó de la nube". El sitio oficial Cubadebate comentó, sin rodeos: "Seamos repugnantemente honestos: el juego hizo justicia. Eliminó al peor que lo había hecho, el de los lanzadores vapuleados y la defensa baja".

Esta es la peor actuación en la Serie del Caribe de un equipo de Cuba, uno de los miembros fundadores del torneo en 1949, y que ganó siete de los 12 primeros títulos hasta 1960.

"Necesitamos más roce internacional y, por qué no, la inserción de un mayor número de jugadores en otras ligas", opinó el jueves el periodista Yimi Castillo en el noticiero de la televisión cubana.

Yasmani Tomás, jardinero del equipo capitalino Industriales y de Cuba en el pasado Clásico Mundial, consideró que "la falta de experiencia" perjudicó a Villa Clara.

"Me hubiera gustado mucho medirme en ese nivel", expresó Tomás en entrevista telefónica con AP.

El presidente de la federación local de béisbol, Higinio Vélez, señaló que Cuba desea participar en la Serie del próximo año en Puerto Rico "con todos los deberes y derechos", y no como invitada.

"Tiene que estar primero aprobada por la Confederación (de Béisbol del Caribe), tiene que estar aprobada por la Major League Baseball (Grandes Ligas de Estados Unidos) y por todo aquel que tenga la responsabilidad de aprobar nuestra participación. Estamos intencionados y queremos participar siempre", expresó Vélez.

Para jugar en Isla Margarita, Cuba necesitó del permiso de Grandes Ligas y del Departamento de Estado de Estados Unidos, debido al embargo económico de esa nación contra la isla.

El pobre desempeño de Villa Clara no es la primera señal de alarma para el béisbol cubano, que no conquista un título importante desde 2005.

Cuba ganó el oro olímpico en Atenas 2004 y el mundial amateur al año siguiente. En 2006 perdió la final del Clásico Mundial ante Japón, pero desde entonces su desempeño ha ido en picada. Uno de los factores principales es la deserción estrellas del béisbol cubano, que ahora brillan en Grandes Ligas, como Yasiel Puig, José Fernández, Yoenis Céspedes y Aroldis Chapman.

"Nuestro béisbol, nuestra querida pelota está enferma. Sus males son demasiados, casi tantos como sus responsables", escribió Marlys Rodriguez Francisco en el periódico Escambray, de la provincia de Sanctí Spíritus. "En Cuba no hemos pasado de la etapa de la negación, seguimos creyendo que somos el ombligo del mundo en términos beisboleros, y la realidad nos aplasta mientras somos testigos de soluciones estériles que terminan por 'entretener' a unos pocos y desagradar a otros muchos".

"No demoremos más la inserción de nuestros peloteros en ligas foráneas. Nuestros compatriotas de uniformes extranjeros nos hicieron quedar en ridículo, ya fuese guante o bate en mano, o lanzando, al parecer, a velocidades nunca antes vistas por los del patio", agregó.

Cuba aprobó el año pasado una ley que permite que sus atletas jueguen en ligas extranjeras, aunque no pueden hacerlo en el béisbol estadounidense por el embargo. Tres peloteros fueron autorizados para jugar en México, y Vélez indicó que esta política continuará.

"¿Qué no queremos nosotros? Que los peloteros nuestros, para jugar en una liga, tengan que desertar del país", dijo Vélez en Isla Margarita. "¿Qué queremos nosotros? Que salgan legalmente por el aeropuerto como sale cualquier jugador, juegue en cualquier liga y regrese a su país".

1 comentario:

  1. Una muerte anunciada. Una persona autorizada en el béisbol de Granma me vaticinó... "los cubanos no ganaran en la Serie, tendrán que batallar para ganar un juego, sus picheres y bateadores no están apto para ese nivel y lo peor hay subestimación del contrario, mientras muchos equipos aparecen casi con el nombre, de la nómina regular, reforzando hasta, en algunos casos, el 80% de su staff, periodistas avezados nacionales, consideran casi un sacrilegio reforzar en adecuadamente al equipo de Villa Clara por sentimientos provincianos. Qué pasará en la próxima Serie, si hay próxima, iremos con todos los refuerzos necesarios y la preparación mental adecuada. Por qué no lo hicimos en esta? Una serie corta no es para novatos y sólo peloteros de experiencia y con roce internacional podrán luchar de igual a igual.

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